Un nuevo gobierno y las reglas de juego
Un nuevo gobierno y las reglas de juego
El mensaje de asunción presidencial y el clima de inversión
Nelson Fernández, 10 de marzo de 2025
Un poco de izquierda, un poco de centro y un poco de derecha: el nuevo gobierno oscilará entre acentos diferentes de sus políticas y deberá administrar las diferencias ideológicas internas de la coalición gobernante, pero el presidente Yamandú Orsi y el secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, junto a su ministro de Economía, Gabriel Oddone, tienen claro que el éxito de su gestión está jugado a generar confianza en inversores para que apuntalen un crecimiento de mayor ritmo que el actual.
Para eso, aun teniendo claro el rumbo y el objetivo, el nuevo gobierno deberá cuidar de no caer en tentaciones simplistas para corresponder balances internos y ceder en algunos planteos de los partidos más corridos a la izquierda: a veces se concede algo, en el entendido del necesario “toma y daca” que el gesto parece poco, pero puede afectar mucho el ámbito de inversiones y negocios.
Simplificando, con el riesgo de caricaturizar, vamos con estos caminos:
Un poco de izquierda y de tinte socialista: redistribución del ingreso con un plan de beneficios para los más pobres y familias de escasos recursos.
Un poco de centro y de orientación liberal: políticas macro ordenadas, impulso a la inversión privada y extranjera, cuidado al clima de negocios.
Un poco de derecha: represión dura al delito, combate al crimen sin reparo; nada de aquellas expresiones románticas de contemplar desvíos sin respeto a la propiedad privada, ni nada de liberar presos para descomprimir cárceles.
Hace mucho que la izquierda bajó la bandera de “no pagar la deuda externa” y ahora el propio presidente Orsi dijo en su discurso de asunción que “Uruguay es un país donde el Estado honra sus compromisos”.
La caja del Estado está en rojo y la deuda ha incrementado su peso sobre la economía por lo que Oddone y su equipo son conscientes que no hay plata para todos los planteos, que hay que cuidar el gasto, y que hay que ser muy celoso de eso: focalizar el gasto en las prioridades. Precisan que la economía crezca y crezca para que la recaudación de impuestos aumente a mayor ritmo.
El nuevo gobierno da sus primeros pasos y los objetivos quedaron expuestos: hay que generar condiciones macro para el crecimiento y eso pasa por dar espacio a la inversión privada, lo que pasa por respetar las reglas de juego, marco jurídico y honrar los contratos.
Orsi destacó el valor del Uruguay de gobiernos de distinto signo que dan continuidad en políticas centrales, y que eso genera lo que denominó una “acumulación positiva” que “ha permitido también que Uruguay sea un país de reglas estables, donde los contratos se cumplen, donde el Estado honra sus compromisos, donde la estabilidad macroeconómica es una política de Estado”.
Esa definición fue destacable, porque además le complementó con lo siguiente: “Podremos discrepar en los instrumentos para lograr un mayor reparto de los frutos del trabajo nacional, una política muy relevante para nosotros, pero no vamos a ignorar las reglas de funcionamiento de la política que Uruguay mantiene desde su restauración democrática”.
Está claro el “qué” y el “para qué”, pero hay que detenerse en el “cómo”.
Si el gobierno no se aferra a estos conceptos y cae en algún desvío por mínimo que sea de la línea de continuidad macro y clima favorable a la inversión, el costo puede ser grande.
Una prueba de fuego estará en el proceso de “diálogo” sobre el sistema de “protección social” que conducirá la OPP y que comprende el sistema previsional común surgido de la reforma de 1995 y fortalecido en la reforma de 2023.
El gobierno del Frente Amplio tiene derecho a tomar medidas que atiendan sus objetivos y perfil ideológico, pero también debe tomar nota de un pronunciamiento popular en las urnas, que debe ser respetado.
La ley de creación del régimen de ahorro individual capitalizable (con AFAP) y la constitución de un sistema común a todos los sectores, son parte de esa “acumulación positiva” que destacó Orsi, y sobre todo, cuando se preguntó a los uruguayos si querían derribarlo, el resultado fue negativo.
Ahí hay un ejemplo: el gobierno puede querer mantener las AFAP pero si para ello acepta alguna medida que desnaturaliza las funciones actuales, el impacto puede ser muy costoso y terminar afectando lo que no se quiso afectar.
Ahí hay riesgo de fórmulas de transacción política que deriven en impacto negativo en el clima de inversión, podrá amenazar la calificación de riesgo, afectar las cotizaciones de los bonos y ser un mal aviso para potenciales inversores.
Es necesario respetar el resultado de un plebiscito popular, y trabajar en eso de “acumulación positiva” de crecimiento de ahorro, inversión y producto.
Otro sector que merece atención es el forestal, que se convirtió en el impulso exportador y un ejemplo de articulación política de todos los gobiernos de la democracia, colorados, blancos, frenteamplistas, intercalados y en continuidad ejemplar: un caso de éxito. Un sector que genera empleos permanentes, capacitación de oficios, que desarrolla tecnología y tiene para crecer. Crecer sin restricciones políticas caprichosas.
El respeto a las reglas de juego, la seguridad jurídica y la previsibilidad son factores clave para consolidar la confianza de los mercados y preservar un clima propicio para la inversión, pero esto no puede ser letra fría, no puede ser una expresión de deseo, sino que debe guiar la acción de los gobernantes para el bien del país y en definitiva de su gente.
Los que más necesitan que el país crezca y lo haga con mayor fuerza, son justamente los uruguayos a los que el nuevo gobierno quiere priorizar para que mejoren en condiciones de vida, de vivienda, de salud, de educación y bienestar.
Cada medida deberá tener en cuenta cuánto impacta en ese objetivo y qué costo genera en otras cuestiones. Y a la hora de ceder en la interna, habrá que tener en cuenta que no sea en valores esenciales de la potencialidad de crecer.
Uruguay es un país chico, de mercado reducido, sin inserción internacional ampliada, pero también es reconocido por su solidez institucional, ha logrado destacarse por un marco normativo estable y respeto por la seguridad jurídica. Cualquier alteración en este equilibrio afectará la confianza, la que se logró con esfuerzo de años, lo que Orsi llamó “acumulación positiva”, pero se puede perder en poco tiempo, si se descuida.