Shopping cart
Your cart empty!
Terms of use dolor sit amet consectetur, adipisicing elit. Recusandae provident ullam aperiam quo ad non corrupti sit vel quam repellat ipsa quod sed, repellendus adipisci, ducimus ea modi odio assumenda.
Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Sequi, cum esse possimus officiis amet ea voluptatibus libero! Dolorum assumenda esse, deserunt ipsum ad iusto! Praesentium error nobis tenetur at, quis nostrum facere excepturi architecto totam.
Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Inventore, soluta alias eaque modi ipsum sint iusto fugiat vero velit rerum.
Sequi, cum esse possimus officiis amet ea voluptatibus libero! Dolorum assumenda esse, deserunt ipsum ad iusto! Praesentium error nobis tenetur at, quis nostrum facere excepturi architecto totam.
Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Inventore, soluta alias eaque modi ipsum sint iusto fugiat vero velit rerum.
Dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Sequi, cum esse possimus officiis amet ea voluptatibus libero! Dolorum assumenda esse, deserunt ipsum ad iusto! Praesentium error nobis tenetur at, quis nostrum facere excepturi architecto totam.
Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Inventore, soluta alias eaque modi ipsum sint iusto fugiat vero velit rerum.
Sit amet consectetur adipisicing elit. Sequi, cum esse possimus officiis amet ea voluptatibus libero! Dolorum assumenda esse, deserunt ipsum ad iusto! Praesentium error nobis tenetur at, quis nostrum facere excepturi architecto totam.
Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipisicing elit. Inventore, soluta alias eaque modi ipsum sint iusto fugiat vero velit rerum.
Do you agree to our terms? Sign up
2026, un año crucial
Ricardo Peirano, Semanario Voces, 11 de diciembre de 2025

El físico danés Niels Bohr (1885-1962) solía decir «Es muy difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro». Y quizá inspirándose en él, el legendario manager de béisbol americano Yogi Berra ironizaba: “Nunca hago predicciones y menos sobre el futuro”.
Pero esta es la última edición de VOCES de 2025 y el año próximo se presenta apasionante de modo que vamos a intentar mirar lo que se viene, o lo que se puede venir. Y no ciertamente el particular Mundial de Futbol, que los uruguayos miramos siempre con pasión y escondida ilusión. Es un Mundial raro, con 48 equipos, casi un cuarto de los países afiliados a la FIFA, que se va disputar en tres países y que ya ha comenzado de manera extravagante con un Infantino otorgándole el Premio FIFA de la Paz. Es un premio que se entrega por primera vez y llama la atención la forma en que se otorgó justo a quien viene buscando satisfacer su ego con cualquier tipo de premio. Esperemos que el año próximo el Comité Nobel no se le ocurra otorgar el premio al mejor futbolista, o al mejor fair play, interviniendo donde le corresponde a la FIFA en retribución a la intervención de la FIFA donde la corresponde al Nobel.
Pero allá Infantino si quiere halagar a Trump. El problema con el año 2026 no es el Mundial, que esperemos disfrutar y no volvernos en la segunda ronda después de enfrentarnos a Argentina. El problema es que en 2026 se mostraran en plenitud los efectos de los cambios tectónicos que se han producido a nivel mundial con la turbulenta irrupción de Trump II. A su ya conocido ego y narcicismo, se suma esta vez un profundo rencor por haber perdido las elecciones del 2020 contra Joe Biden, a quien odia y culpa de todos los males que afligen a Estados Unidos y al mundo.
Trump II viene recargado. Con la decisión de romper el orden multilateral que rigió durante 80 años tanto en comercio como el relaciones internacionales. Los aranceles, en principio usados como arma contra los déficits comerciales, terminaron usándose como armas de política exterior (contra Lula en Brasil por poner preso a Bolsonaro, contra India por comprar petróleo a Rusia, contra Canadá por poner al aire un discurso de Reagan contra los aranceles). Se pusieron aranceles al barrer sin respetar tratados de libre comercio en vigor ni la cláusula de la nación más favorecida. Se pusieron y se quitaron. Se volvieron a poner. Se negociaron y renegociaron. Se demoró su aplicación o se aceleró la misma. Todo sin orden ni concierto o sin más orden y concierto que lo que pensaba Trump al levantarse por la mañana. Lo importante era conseguir un “deal” no tanto una política beneficiosa.
Lo mismo ocurrió en política internacional. La alianza atlántica, fundada después de la Segunda Guerra Mundial, voló en pedazos. No hay amigos. No hay aliados. Si hay que vender a Ucrania, se vende. Si hay que vender a Taiwán, se vende. La OTAN se ha reducido a un nombre, a cuatro letras. No vale nada. Trump no va a mover un dedo para defender a sus integrantes. Trump admira a Putin y a XI porque son hombres fuerte. Asi es nos guste o no.
Son conclusiones de las acciones que se desarrollaron durante el año y ahora quedan bien claras en el documento “Estrategia de Seguridad Nacional” del viernes 5 de diciembre. Allí esta todo bien claro. Estados Unidos privilegia su bienestar “Queremos unos Estados Unidos que valoren sus glorias pasadas y a sus héroes, y que miren hacia adelante rumbo a una nueva edad de oro. Queremos un pueblo orgulloso, feliz y optimista [...]”
Europa que se arregle como pueda. Es una civilización decadente que va camino a su destrucción, según el documento. Qué lejos estamos de la visión de Trump en su primera presidencia cuando veía que “una Europa fuerte y libre es de vital importancia para Estados Unidos” y reafirmaba “el compromiso compartido con los principios de la democracia, la libertad individual y el Estado de derecho”.
Con América, en cambio, se vuelve a aplicar la Doctrina Monroe, ahora con un apéndice Trump. La doctrina esbozada por el presidente James Monroe en 1823 se resumía en la consigna “América para los americanos”. El apéndice Trump, es “América para los que son amigos de Trump”.
Las preocupaciones de Trump con América Latina tienen tres expresiones: el narcotráfico (obviamente siempre mirando a la oferta y no a la demanda), la inmigración (a la cual Trump odia desconociendo el potencial que ha tenido siempre para Estados Unidos) y la influencia de las inversiones chinas.
En 2026 Trump va a jugar fuerte en lo que solía ser el “patio trasero” y ahora es “el jardín delantero”.
Hay que ver como se definen las estrategias. Están los superamigos de Trump como los Bukele, los Milei, los Noboa. Otros más neutros. Y quedan Chile, Brasil y Colombia con elecciones dentro de poco y posibilidades de cambiar los actuales gobiernos de izquierda.
Y luego queda Uruguay. Es verdad que como somos pequeños y no armamos mucho lío podemos pasar bajo el radar. No hay inmigración uruguaya masiva hacia Estados Unidos, tampoco demasiado problema de drogas y tenemos pocas inversiones chinas. Eso juega a nuestro favor. La penillanura suavemente ondulada…
Pero tenemos una economía que no crece y demandas sociales como si fuéramos una economía del primer mundo. ¿Cómo nos vamos a ubicar en este nuevo orden? Por de pronto hay que dejar de disparase tiros en el pie. Acabar con iniciativas negativas como la idea del impuesto al 1% más rico o la nefasta idea del Ministerio de Trabajo de obligar a las empresas a avisar al gobierno si se va a despedir o cerrar.
El Acuerdo Transpacífico es un camino muy adecuado, con países que serán jugadores importantes en el nuevo orden.
Pero, en última instancia, tenemos que hacer nosotros los deberes -reforma del estado, desregulación, reforma de empresas públicas, inserción internacional seria- que sabemos que tenemos pendientes y que siempre postergamos. 2026 es el año para moverse, no para para hacer esa plancha que tanto nos gusta y que de alguna manera ha hecho el gobierno en sus primeros 9 meses.
No sea que nos arrastren los movimientos de un mundo que ahora se mueve demasiado rápido y en forma impredecible.