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Las elecciones europeas ratificaron a los partidos responsables de la gestión del bloque, pero al mismo tiempo enviaron un mensaje contundente de malestar hacia las instituciones supranacionales, fortaleciendo la presencia de corrientes de derecha o ultraderecha. En el viejo continente se vive un momento de incertidumbre y polarización que tensiona la democracia, un ambiente que también se refleja en Estados Unidos durante el actual ciclo electoral, como se vio en el primer debate entre el presidente Joe Biden y el exmandatario Donald Trump, donde confrontaron sobre economía, inmigración y política internacional, incluyendo temas como China, la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
El líder demócrata debería seguir de cerca el proceso electoral en el Reino Unido, donde el gobierno conservador del primer ministro Rishi Sunak parece tener los días contados si las urnas confirman una victoria cómoda del Partido Laborista, debido al declive económico post-Brexit.
Biden debería entender que el malestar con la política es un fenómeno global que está afectando a los gobiernos en funciones. Lo mismo ocurre con el primer ministro de la India, Narendra Modi, quien, aunque logró asegurar un tercer periodo como jefe de gobierno, enfrentó un menor apoyo del esperado y se vislumbran dificultades en el horizonte.
Incluso en Irán, donde las voces disidentes no pueden expresar abiertamente su malestar, se percibe una creciente fatiga ciudadana debido al desastre económico y la pérdida de libertades bajo un régimen islamista estricto.
LA LUPA
Desafío democrático
Emmanuel Macron, presidente de Francia (EFE)
Las urnas respaldan el actual liderazgo europeo, pero refuerzan los partidos críticos de extrema derecha
La lectura lineal de las elecciones europeas de este mes sugiere que está asegurada la continuidad del modelo actual de la Unión Europea (UE), respaldado por los grandes bloques tradicionales. Sin embargo, un examen más detallado de los resultados revela el avance de corrientes nacionalistas, dentro de una gama de opciones de derecha que se mueven hacia el extremo, cuestionando la agenda supranacional y la creciente influencia comunitaria que se sobrepone a los intereses nacionales.
Este panorama indica una polarización creciente dentro del Parlamento Europeo y un potencial desafío a las políticas de integración que han caracterizado a la UE en las últimas décadas. Los próximos años podrían ver un aumento en las tensiones entre los defensores de la cooperación supranacional y los partidarios de una mayor autonomía nacional, un enorme desafío para el funcionamiento de la democracia.
Al escudriñar aún más la cartografía electoral, se observa un fortalecimiento de las opciones ideológicas de extrema derecha en Alemania y Francia, dos países decisivos en la hoja de ruta del bloque europeo, y que tendrá consecuencias políticas internas.
Las urnas del bloque reflejaron las preocupaciones de los electores, desde las perspectivas económicas, la migración y el cambio climático, destacándose asuntos como la seguridad y la paz.
Ambiente bélico
El telón de fondo mundial se ve marcado por guerras y conflictos extremadamente violentos. La invasión de Rusia a Ucrania, en las puertas de Europa, ha persistido sin apariencia de resolución durante tres años, creando un clima de tensión, temor e inestabilidad. Una posible ventaja militar de Vladimir Putin reaviva antiguos temores de los conflictos bélicos del siglo XX.
Además, las masivas protestas a favor de Palestina en ciudades como París, Londres y Berlín, en el contexto del devastador conflicto desencadenado por el ataque terrorista liderado por Hamás, también contribuyen al desconcierto entre muchos ciudadanos europeos.
A esto se suma una postura más firme, e incluso choques diplomáticos, respecto a China debido a diferencias fundamentales en política comercial, con repercusiones económicas a corto plazo para los países europeos, especialmente para la industria en Alemania, que ya está sintiendo el impacto.
Estos desafíos se ven agravados por la posibilidad concreta de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca, según las encuestas de cara a las elecciones de noviembre próximo. Un segundo mandato de Trump probablemente fortalecería sus esfuerzos por distanciarse de la UE y modificar la postura de Estados Unidos hacia Putin, además de potencialmente afectar el funcionamiento de la OTAN.
¿Deriva democrática?
Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (EFE)
Desde el derrumbe del comunismo en la década de 1990, la democracia no había atravesado un momento tan oscuro como el presente, un fenómeno que no es ajeno al mundo industrializado. Sin dramatismo, el resultado electoral en la UE deja al descubierto cierta insatisfacción con los resultados de los gobiernos democráticos, aunque no con la idea churchilliana de la democracia.
Un estudio del Eurobarómetro revela que el 45% de los encuestados destaca una disminución en su nivel de vida, lo que pone de relieve los sinsabores de una parte sustancial de la ciudadanía. No menos importante es que un tercio del total cree que su nivel de vida disminuirá en los próximos cinco años, además del creciente desencanto de los jóvenes con las instituciones comunes.
El desafío, entonces, es que los partidos que acaban de recibir nuevamente la confianza de los electores para continuar timoneando la nave europea, puedan satisfacer las necesidades de una parte importante de los europeos. Y, sobre todo, recuperar el optimismo que reinaba tras la caída del Muro de Berlín, cuando había expectativas colectivas con el horizonte del camino de la democracia liberal.
LAS SEÑALES
Primer debate presidencial en Estados Unidos
Donald Trump y Joe Biden, candidatos a la presidencia de Estados Unidos (EFE)
Joe Biden y Donald Trump se vieron cara a cara en el primer debate televisivo previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, a realizarse el 5 de noviembre, en los estudios de CNN en Atlanta el pasado 27 de junio.
Sin espectadores presentes, los dos candidatos a la presidencia más longevos en la historia de las contiendas electorales estadounidenses confrontaron sobre la economía, la inmigración, el aborto, la guerra en Ucrania y Gaza, y el rol del país en los asuntos globales, entre otros temas.
Tal como lo consigna el analista Jeremi Suri para Foreign Policy, Biden y Trump representan los enfoques más alejados entre sí sobre la política exterior en la historia reciente de las disputas presidenciales, con el demócrata abogando por un rol más activo en los asuntos internacionales con sus aliados tradicionales y el republicano planteando una visión aislacionista.
De ser electo presidente, Trump prometió resolver la guerra de Ucrania antes de la toma de posesión, Además, afirmó que Biden está “empujando a Estados Unidos a una tercera guerra mundial”. En tanto, el actual mandatario respondió: “¿Quieren una tercera guerra mundial? Dejen ganar a Trump y que él le diga a Putin que puede hacer lo que quiera con la OTAN”.
Sobre la guerra en Gaza, el candidato demócrata afirmó que el plan de paz que presentó tiene el aval de Netanyahu y sostuvo que “el único que quiere continuar con la guerra es Hamas”. Mientras que el republicano dijo que “en realidad, Israel es el que quiere continuar”, y añadió que deberían “dejarlos terminar el trabajo”.
Cuando se abordó la cuestión de las relaciones con China, se observaron las perspectivas más cercanas entre los contendientes en una dimensión de la política exterior. No obstante, las incriminaciones entrecruzadas estuvieron sobre la mesa: “No tuviste ningún progreso con China” afirmó Biden. Mientras que Trump lo acusó de recibir dinero del país asiático.
Ambos candidatos volverán a verse las caras el 10 de setiembre en un debate organizado por la ABC, luego de ser proclamados candidatos oficialmente por las convenciones nacionales de sus respectivos partidos.
Proyecciones electorales
De acuerdo con 270towin, el escenario para el 5 de noviembre se encuentra abierto. Si bien Trump cuenta con ventaja para obtener 219 votos electorales de los 270 necesarios para ganar (frente a 196 de Biden), la diferencia se redujo en comparación con finales de mayo, previo al veredicto que encontró culpable al candidato republicano de 34 cargos por falsificación de documentos. No obstante, el actual presidente también perdió la preferencia en varios Estados y, hoy en día, existen 117 votos electorales bajo un escenario competitivo, es decir, en Estados cuya diferencia de intención de voto es menor al 5%, según los estudios de opinión pública.
EL TERMÓMETRO
Tercer mandato de Modi con menor apoyo
Narendra Modi, primer ministro de India (EFE)
Narendra Modi renovó su mandato como jefe de gobierno de la India, convirtiéndose en el primer ministro con tres mandatos consecutivos desde Jawaharlal Nehru, cuya gestión se extendió durante casi 17 años (1947-1964).
Pero su tercer período, que comenzó este mes, enfrenta desafíos políticos diferentes, ya que por primera vez desde que asumió el poder en 2014, el líder del Bharatiya Janata Party (BJP), que en español significa Partido del Pueblo Indio, depende como nunca de otros partidos para gobernar.
El problema radica en que no logró una victoria contundente como esperaba el oficialismo y obtuvo considerablemente menos apoyo que en elecciones anteriores, lo que sugiere una pérdida de popularidad del primer ministro.
De todos modos, India tiene una larga tradición de gobiernos de coalición, impulsada por su diversidad política y cultural, así como por las características del sistema parlamentario. Esta diversidad se refleja en la multiplicidad de partidos políticos que representan diferentes regiones, comunidades e intereses.
En el sistema parlamentario de India, donde el gobierno se forma a partir de la mayoría en la cámara baja del Parlamento, es común que ningún partido obtenga una mayoría absoluta. Los partidos deben formar coaliciones para garantizar la estabilidad y el funcionamiento efectivo del gobierno.
Pero la interpretación crítica de los resultados electorales obliga al primer ministro a desplegar habilidades en negociación, persuasión y construcción de mayorías. Además, existe un antecedente que refuerza la incertidumbre: las alianzas que formó durante su gestión entre 2014 y 2019 enfrentaron complicaciones.
El resultado de las elecciones lo deja en una inusual fragilidad, como una espada de Damocles que pende sobre su cabeza ante cualquier evento crítico, se estima desde una oposición fortalecida.
La oposición, liderada por la alianza INDIA y bajo la influencia del partido Congreso Nacional que lidera Rahul Gandhi, ha recuperado terreno y ahora se encuentra en posición política para dificultar las cosas a Modi.
Modi comienza su tercer período con una economía en crecimiento y una mayor proyección internacional, aunque enfrenta importantes retos como la rivalidad con China, las tensiones continuas con Pakistán, y sus relaciones con Rusia bajo Vladimir Putin, que lo distancian de las potencias occidentales.
EL RASTREADOR
Elecciones en Irán con electores desencantados
Debate de los candidatos el 20 de junio. (EFE)
Al cierre de Pulso Global, concluyeron las votaciones en Irán para las elecciones presidenciales, sin información definitiva sobre el resultado en unos comicios donde no había un candidato destacado.
Los iraníes acudieron a las urnas para elegir al sucesor del expresidente Ebrahim Raisi, fallecido en un accidente de helicóptero en mayo pasado.
Las elecciones se llevaron a cabo en un momento crítico. La economía, debilitada por años sucesivos de sanciones de Estados Unidos y mala gestión de los líderes clericales y militares que detentan el poder, fue un tema central. Además, prevaleció una política represiva y restricciones a las libertades bajo el liderazgo ultraconservador de Raisi. Por ejemplo, las mujeres están obligadas a llevar el hiyab, lo que provocó protestas en 2022 que fueron silenciadas por el régimen.
Para el régimen iraní, la alta concurrencia a las urnas es crucial, ya que indica el nivel de apoyo y legitimidad de un gobierno con escaso respaldo popular. En las elecciones de 2021, la participación fue del 49% del electorado habilitado.
Durante la campaña electoral, se reflejó un creciente descontento entre la ciudadanía, independientemente de su nivel educativo o estatus social, debido a dos temas sensibles: la economía y las restricciones a las libertades. En general, los electores están desilusionados con la República Islámica, un sistema político y jurídico basado en los principios del Islam chiita.
Cuatro candidatos permanecieron en la contienda electoral. Tres de ellos eran los principales contendientes: Mohammad-Bagher Ghalibaf, presidente del Parlamento y figura oficialista; Said Jalili, conocido ultraconservador por sus roles en las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear de Irán; y Masud Pezeshkian, un diputado reformista con una postura moderada.
LO QUE SE VIENE
Elecciones en Reino Unido
Rishi Sunak y Keir Stramer, candidatos a primer ministro del Reino Unido (Hannah McKay/AFP)
Con los laboristas como grandes favoritos, el Reino Unido celebrará elecciones el próximo 4 de julio, hecho que puede poner punto final a 14 años de gobiernos conservadores.
Bajo un sistema democrático parlamentarista, unos 48 millones de ciudadanos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte estarán habilitados para sufragar y elegir a los 650 legisladores que componen el Parlamento, cada uno correspondiente a una circunscripción, electo por mayoría simple.
El Partido Laborista podría volver al gobierno de la mano de Keir Starmer, abogado especializado en derechos humanos y exdirector de la Fiscalía de Inglaterra y Gales, cuyo perfil presenta mayor moderación y pragmatismo que el de su predecesor, Jeremy Corbyn.
Stramer prometió ser prudente con las finanzas públicas, para tranquilidad del empresariado británico, y reducir la inmigración ilegal atacando a las bandas traficantes de personas. La intención de voto del partido de centroizquierda supera el 40% y lo coloca con posibilidades reales de alcanzar la mayoría sin necesidad de pactar con otros partidos.
Los conservadores, bajo el liderazgo del actual primer ministro Rishi Sunak, parten desde un escenario adverso, asediados por la recesión económica que golpeó al Reino Unido durante 2023, aunque con datos más alentadores en el primer trimestre del presente año.
Los estudios de opinión pública le otorgan una intención de voto que ronda el 20%, significativamente por debajo del 43,6% obtenido en 2019, que le permitió alcanzar la mayoría en solitario y colocar a Boris Johnson en la jefatura del gobierno, quien posteriormente debió renunciar ante sucesivos escándalos.
Como contrapartida al desplome conservador, el ultraderechista Reforma UK liderado por Nigel Farage, apodado por Trump como el “hombre brexit”, crece en las encuestas y las consultoras lo colocan a la par del actual partido de gobierno.