PULSO GLOBAL | ENERO 2025
Fecha de publicación: 1/2025
En esta primera edición de Pulso 2025, el contenido está fuertemente influenciado por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Desde el primer minuto de su gestión, el lunes 20 de enero, el líder republicano ha firmado decenas de órdenes ejecutivas con un espíritu fundacional, cuyas repercusiones no solo se sienten en Estados Unidos, sino también a nivel global, dada la influencia de la primera potencia mundial. Este regreso se da en un momento económico de esplendor tanto frente a su propia economía como en comparación con sus competidores.
La agenda reformista de Trump abarca desde la deportación de millones de migrantes indocumentados, hasta el regreso de las políticas públicas tradicionales en temas de género. Además, ha impulsado un plan de desregulaciones y una reducción del gasto federal, que han sido confiados al magnate Elon Musk, con una amplitud y rapidez que no se veía desde la administración de Ronald Reagan.
Sin embargo, la velocidad con la que se están implementando estas medidas no ha tenido un reflejo directo en su discurso electoral sobre China. En los ocho primeros días de su gestión, Trump ha adoptado una actitud más cautelosa en cuanto a la relación con Pekín.
En cuanto a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, se ha visto la mano firme de Trump en un acuerdo de alto el fuego de último momento. Aunque esta es una gran noticia humanitaria, las dudas persisten sobre su fortaleza política, ya que el acuerdo no ha presentado cambios sustanciales respecto a la propuesta de salida negociada el año pasado por una delegación internacional encabezada por el demócrata Joe Biden.
El regreso de Trump también ocurre en un contexto internacional complejo. En Alemania, la locomotora de la Unión Europea, se avecinan elecciones anticipadas en febrero en medio de serios problemas de gobernabilidad y un declive económico que genera incertidumbre.
Además, la situación en Corea del Sur ha tomado un giro inesperado, con una crisis política que ha golpeado a la democracia consolidada del país. La polarización y el liderazgo de un presidente percibido como inexperto para la negociación y los acuerdos han provocado una pérdida de pie en su gobierno. La erosión democrática de esta nación asiática es un claro ejemplo de los riesgos sistémicos de contextos políticos fracturados, que alimentan el surgimiento de liderazgos autoritarios.
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