La edición de agosto de PULSO pone la atención en los hechos más relevantes de la región, donde, desde el 20 de enero pasado, las acciones disruptivas del presidente estadounidense Donald Trump han marcado de algún modo la agenda de nuestros países. 

Aunque el mundo exige atención por la guerra en Ucrania y el conflicto en Medio Oriente, y sus correspondientes procesos de negociación, la puesta en marcha de los aranceles estadounidenses también se hizo sentir en América Latina, mostrando cómo el proteccionismo se ha convertido en una herramienta diplomática. En ese contexto, la Argentina de Javier Milei, que recibió un gravamen general del 10 %, se posiciona como uno de los grandes aliados de la Casa Blanca en la región, lo que podría abrir la puerta a entendimientos en asuntos económicos y de seguridad, beneficiosos para nuestro vecino. Por el contrario, el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva se ha convertido en la contracara, golpeado con gravámenes del 50 % y fuertes críticas de Trump por el proceso judicial contra su amigo, el expresidente Jair Bolsonaro, incluso con sanciones al magistrado de la causa. 

Peor situación enfrenta en estos momentos el régimen opresor de Nicolás Maduro, debido al despliegue de buques militares estadounidenses que se dirigen hacia aguas venezolanas en el marco de una ofensiva contra el narcotráfico y el régimen chavista, acusado de construir un narcoestado. 

En cambio, el presidente Nayib Bukele, de El Salvador, atraviesa un buen momento político personal, con una institucionalidad rendida a sus pies que le ha legitimado para permanecer en el poder indefinidamente. Pero lo que es bueno para él no lo es para la salud democrática del país, pese a que ha logrado desmantelar a las maras y encarcelar a miles de salvadoreños bajo un régimen de excepción. 

Bukele debería recordar que en política nada es para siempre, como lo demuestra el declive del MAS en Bolivia, que perdió las elecciones de este mes ante fuerzas de centro y derecha tras casi 20 años en el poder con una agenda de izquierda bolivariana. 

Las elecciones sirven justamente para medir el pulso de la ciudadanía con respecto a sus gobernantes, algo que el presidente argentino Milei vivirá en carne propia en las elecciones parciales de setiembre y octubre, que permitirán evaluar el respaldo de los votantes a su plan de reformas liberales.

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Opinión:

Comments (5)

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