Acuerdo con la Unión Europea es un mojón clave para el futuro del Mercosur

Acuerdo con la Unión Europea es un mojón clave para el futuro del Mercosur

Daniel Supervielle, 6 de diciembre de 2024

Los presidentes del Mercosur y la Unión Europea anunciaron este viernes en Montevideo un acuerdo de libre comercio después de 25 años de intrincadas negociaciones. Los dos bloques integrados a nivel comercial conformarán un acceso a mercados de más de 700 millones de personas. La ratificación de este acuerdo representa una oportunidad histórica para ambas partes en un mundo que sigue inmerso en una transición multipolar, donde las alianzas estratégicas resultan fundamentales.

"Es un hito histórico", afirmó la presidenta de la Comisión Europea Urusula Von der Leyen en una declaración a la prensa junto al anfitrión, Luis Lacalle Pou, Javier Milei, de Argentina, Lula da Silva, de Brasil, y Santiago Peña, de Paraguay.

La ratificación de este tratado llega en un momento de profunda transformación global. Con el declive de la hegemonía estadounidense y la creciente influencia de potencias como China, India y los países árabes, la necesidad de consolidar alianzas económicas y políticas es más urgente que nunca. Europa, debilitada por las secuelas de la guerra en Ucrania, una inflación persistente y una creciente dependencia energética, ha encontrado en el Mercosur un socio natural para revitalizar su posición en el escenario mundial.

El nuevo contexto global y el Mercosur

Para el Mercosur, el acuerdo significa mucho más que un acceso preferencial al mercado europeo. Es una oportunidad para revalidar su relevancia como bloque en un momento donde su pertinencia ha sido cuestionada. Tras años de inmovilidad y descoordinación interna, la firma del acuerdo podría ser el catalizador que permita una mayor integración entre sus miembros y una mejor articulación con el resto de América Latina.

Por otro lado, Europa no solo busca productos agrícolas o minerales, sino también un mercado de más de 250 millones de personas. En un mundo donde las cadenas de suministro han demostrado ser frágiles, garantizar una relación estrecha con el Mercosur ofrece estabilidad y previsibilidad. Además, este acuerdo sirve como una declaración política en un momento donde las potencias asiáticas avanzan agresivamente en América Latina.

Para Uruguay, este acuerdo es particularmente significativo. La apertura comercial con Europa no solo ampliará las oportunidades para exportaciones claves, sino que también podrá atraer inversiones en sectores como energía renovable y tecnología. Uruguay, con su economía pequeña pero estable, podría posicionarse como un puente estratégico entre los dos bloques.

Los desafíos por venir

Sin embargo, no todo está resuelto. La implementación del acuerdo enfrentará retos significativos, desde la adaptación a nuevos estándares regulatorios hasta el manejo de las sensibilidades políticas y económicas en sectores como la agricultura europea, históricamente proteccionista. Francia, que durante años fue un obstáculo clave, lo seguirá siendo. Los agricultores europeos seguirán vigilantes ante cualquier cambio que perciban como una amenaza a sus intereses y lo harán sentir.

Un nuevo rumbo

La firma del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es mucho más que un acto diplomático. Es una declaración de intenciones en un mundo donde la colaboración estratégica entre los bloques puede marcar la diferencia. Para el Mercosur, significa un renacimiento y una oportunidad de salir del letargo. Para Europa, es una reafirmación de su capacidad para construir puentes en un momento de incertidumbre.

Este tratado podría ser el comienzo de una nueva era en las relaciones internacionales, donde ambos bloques, navegando juntos, tengan la oportunidad de enfrentar un mundo incierto con mayor seguridad y cohesión. Ahora, queda en manos de los líderes de ambas regiones convertir este acuerdo en un motor de desarrollo y transformación, no solo para sus economías, sino también para sus sociedades y ciudadanos.

“Este acuerdo no es una solución: es una oportunidad. Estará en cada uno de nosotros la velocidad que le demos. Es muy importante que los pasos sean pequeños, pero seguros”, sostuvo tras el anuncio del acuerdo el presidente anfitrión uruguayo Luis Lacalle Pou.

Su colega argentino Javier Milei sostuvo en una breve declaración al pasar: "todo lo que ayude a flexibilizar, bienvenido".

Por su lado, la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, destacó los beneficios que implicará el acuerdo para los países europeos: “Esto es una ganancia para Europa: acceso diferencial a algunas materias primas, grandes oportunidades de negocios”.

Más allá de las palabras y los aspectos técnicos, tras el acuerdo de Montevideo se abre la puerta a la esperanza y a la madurez política de dos regiones que, por historia, lazos culturales y necesidad estratégica, tienen ahora el mandato de caminar juntos en un mundo que les demanda responsabilidad y cooperación.

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