La diplomacia inteligente de Sheinbaum para manejar la crisis de México con Trump
La diplomacia inteligente de Sheinbaum para manejar la crisis de México con Trump
Gabriel Pastor, 19 de febrero de 2025
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con un mayor margen político y más influencia que en su primer mandato, le permite impulsar un plan de gobierno que desafía varios principios del orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial. Su enfoque proteccionista y nacionalista entra en conflicto con la trayectoria de muchas economías tras la caída del Muro de Berlín y el colapso de los regímenes comunistas en Europa, cuando la globalización y el libre comercio se consolidaron como pilares del sistema económico global.
La edición de febrero de PULSO, un producto para los socios de CERES, analiza cómo la influencia republicana se está expandiendo en nuestra región y examina las diversas reacciones de los gobiernos latinoamericanos, ofreciendo perspectivas sobre la conducta diplomática más conveniente en este momento.
El interés de Estados Unidos (EE.UU.) por América Latina ha aumentado notablemente, algo que no se veía desde los esfuerzos de George H. W. Bush y Bill Clinton en los años 90, cuando se impulsó la creación del ALCA, una iniciativa que no prosperó, para satisfacción del eje bolivariano. Hoy, sin embargo, su interés se expresa de manera diferente, resumido en una frase que podría ser: "Ayúdenme a resolver algunos problemas internos, si no, disparo el arma de los aranceles".
Esto ya se ha visto en su reclamo a Canadá, a México y también a Colombia. En el caso de Brasil, cuyo presidente se encuentra en las antípodas ideológicas de Trump, sencillamente fue perjudicado por el impuesto del 25% de EE.UU. a las importaciones de acero y aluminio.
El desafío es saber cómo pararse ante las presiones de Trump, en una situación de asimetrías de poder donde América Latina tiene mucho que perder en términos económicos. Desde que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero, algo que ha quedado claro es que nunca es mejor que seguir el consejo de un viejo refrán popular: "el que se enoja, pierde".
En ese sentido, la serenidad de México y la cautela de Brasil representan la diplomacia más inteligente como respuesta a los decretos proteccionistas de Trump y otras medidas que, en general, no son bien recibidas por América Latina. En contraposición, el presidente colombiano Gustavo Petro, que optó por la confrontación directa con el presidente estadounidense, no tuvo más remedio que retroceder en sus decisiones apresuradas, que criticaba en la red social X con un tinte ideológico, lo cual no fue bien recibido por el líder republicano.
Vale la pena detenerse en el pragmatismo demostrado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, durante la compleja negociación con Trump, que merece reconocimiento por los buenos resultados de una diplomacia inteligente.
Serena y firme
Es probable que, en su fuero íntimo, rechazara la exigencia de Trump de aumentar considerablemente la seguridad en la frontera sur de EE.UU. Sin embargo, alineada con la ética de la responsabilidad de un gobernante, que debe velar por los intereses de su país, decidió duplicar los 10.000 efectivos de la Guardia Nacional que ya patrullan los límites territoriales compartidos por ambos países. Además, hubo un acuerdo bilateral en trabajar en conjunto en los temas de comercio y seguridad.
La respuesta serena, sin confrontación pero firme a la vez, de Sheinbaum llevó a que Trump suspendiera por 30 días el aumento del 25% en las tarifas a las exportaciones de México, que iba a entrar en vigor el 4 de febrero. Esta medida comercial, que persigue fines geopolíticos, fue utilizada por el líder republicano para presionar a México y Canadá a demostrar un mayor compromiso en la lucha contra el tráfico de fentanilo y la llegada de inmigrantes indocumentados a EE.UU.
La ética de la responsabilidad, propuesta por Max Weber, sostiene que los líderes deben considerar las consecuencias de sus actos y decisiones. En lugar de actuar únicamente según principios morales universales —lo que Weber llama la ética de la convicción—, se les insta a tener en cuenta las repercusiones de sus acciones y las circunstancias en las que se encuentran. Se trata de sopesar la realidad concreta y las consecuencias prácticas de cada decisión.
Pensando en el reto que enfrentaba Sheinbaum a corto plazo, negarse a colaborar con el impetuoso jefe de la Casa Blanca ponía en riesgo la privilegiada situación comercial del país: alrededor del 80% de sus exportaciones tienen como destino la principal economía del mundo, un vecino poderoso con el que mantiene un profundo acuerdo de libre comercio. Según estimaciones publicadas por The Economist, un arancel del 25% podría reducir la economía mexicana entre un 2% y un 4% en 2025.
Un aspecto a menudo pasado por alto en los análisis es la habilidad de la presidenta de México para mantener la serenidad en sus apariciones públicas al abordar el tema. La calma con la que manejó la crisis no solo complementa la fórmula del acuerdo, sino que también es una herramienta poderosa para mantener el foco en los objetivos y evitar que las emociones desborden el proceso.
Cuando anunció el acuerdo con Trump para suspender los aranceles, la presidenta, con gestos de satisfacción por la tarea cumplida, declaró: “Me preguntó cuánto tiempo quería y le dije: 'para siempre'”, y esbozó una sonrisa. Una anécdota cargada de templanza que honra el profesionalismo diplomático de México en una negociación desigual y con mucho en juego. El resto de América Latina debería tomar buena nota de ello.