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El año de la marmota
Horacio Varoli, 28 de noviembre de 2025

Como en el “Día de la Marmota”, oficialismo y oposición están atrapados en un bucle temporal: un día sí y otro también, la oposición golpea y golpea al gobierno y el oficialismo se enrosca incómodo, obligado a defender a sus jerarcas, sin margen para contragolpear con su agenda.
El gobierno termina el año preocupado por evaluación popular inferior a la que esperaba, una interna tensa sobre orientación ideológica y falta de concreciones.
Cuando termine el año habrá habido cinco interpelaciones a ministros; tres en un lapso de veinte días, desde la última semana de noviembre hasta la primera quincena de diciembre.
Es una cifra récord para el primer año de una legislatura, solamente igual a los inicios de las administraciones de Tabaré Vázquez, en 2005 y 2015.
Esta última semana fue el turno de la ministra de Salud, por el caso del presidente de ASSE, Álvaro Danza.
La oposición denunció e insistió con “incompatibilidades” de Danza para ejercer su cargo, y como el gobierno se negó a removerlo, decidió desconocerlo y catalogarlo “presidente de facto”.
Ninguna de las bancadas consiguió votos para aprobar una moción, ni de respaldo ni de rechazo a lo actuado por la ministra. ¿Tablas? Algunos diputados de oposición dicen que el “desempate” será en la justicia.
El 10 de diciembre está convocada la ministra de Defensa Nacional, por el denominado “caso Cardama”, que se anticipa “un duelo” con el ex ministro Javier García.
Aquí la oposición entiende que detrás de la anunciada “recisión del contrato” con el astillero español, el interés del gobierno es “desmontar” un proyecto más que viene de la administración anterior, como dicen pasó con Arazatí, con el plan de saneamiento, con la gobernanza de la educación, y con algunos “ajustes” a la LUC.
El 16 de diciembre está convocado el ministro de Educación y Cultura, por el dictamen de la Jutep, coletazo del “caso Danza”.
La oposición pide la renuncia de todos los directores oficialistas del organismo, a quienes acusa de actuar de acuerdo a intereses político-partidarios, o por aquello de “lo político por encima de lo jurídico”.
“La oposición le pega a todo lo que se mueve”, declaró un diputado frenteamplista durante una rueda de prensa, esta semana.
En la bancada oficialista, y también en Presidencia, empiezan a preocuparse por algunos moretones difíciles de disimular en encuestas de opinión pública, en evaluación de gestión, en la confianza al gobierno, en la imagen de algunos integrantes del gabinete.
En general, los números de las distintas consultoras coinciden en que la aprobación de gestión de gobierno tiende a bajar, y la desaprobación a subir. En algunos casos el saldo es “levemente positivo”, y en uno en particular “cero”.
El oficialismo puede pasar raya al primer año y jactarse, con razón, de que consiguió aprobar el presupuesto nacional, con el paquete impositivo incluido; pero casi no tuvo espacio para hablar de las grandes demandas populares ni de sus planes. No pudo escapar del bucle.
Si oficialismo y oposición están enredados en roces ásperos, el gobierno tiene su enredo propio, y eso debe superarlo si quiere mejorar la gestión y la evaluación de esa gestión.
En el “Día de la Marmota”, Bill Murray, el actor protagonista de la comedia, consiguió salir cuando él cambió. Oficialismo y oposición pasaron el primer año repitiendo el mismo día, sin cambios: de interpelación en interpelación, de respuesta en respuesta.