Entrevista al experto Dr. Gonzalo Croci | Febrero 2024
Fecha de publicación: 2/2024
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Experto en seguridad Gonzalo Croci: “El crimen organizado es como un pulpo, trabaja en diferentes lugares al mismo tiempo”
El crimen organizado es un fenómeno complejo que trasciende fronteras y desafía las instituciones. En esta entrevista, el experto en la materia Gonzalo Croci ofrece una perspectiva clara sobre sus características y modus operandi. Destaca que no se limita al narcotráfico, sino que abarca una gama de actividades ilegales, infiltrando diversas instituciones y mercados tanto legales como ilegales.
El especialista con un doctorado en Ciencias de la Seguridad y el Crimen enfatiza la necesidad de políticas públicas específicas y coordinadas para enfrentar cada faceta del crimen organizado, reconociendo que su combate requiere una comprensión detallada y una estrategia multidimensional.
Además, aborda la importancia de la prevención de la corrupción y el papel de los datos precisos en la formulación de políticas efectivas. En última instancia, subraya que, si bien el desafío es considerable, con la coordinación adecuada y la voluntad política, es posible enfrentar y reducir su impacto.
Sobre Uruguay sostuvo que el país enfrenta desafíos particulares en relación con el crimen organizado, siendo un país de tránsito para el movimiento de cocaína hacia mercados consumidores en Europa. Aunque el mercado interno de drogas en Uruguay es relativamente pequeño, el país se encuentra ubicado en un punto estratégico para el tráfico ilegal debido a su puerto en Montevideo.
Croci destaca que, si bien existen ventajas comparativas para controlar este punto de salida, es fundamental implementar políticas específicas y coordinadas para combatir el narcotráfico y prevenir la infiltración del crimen organizado en otras esferas del Estado.
Gonzalo Croci es Doctor en Ciencias de la Seguridad y el Crimen por UCL (University College London), Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Oxford y Máster en Políticas Públicas por la Hertie School. Es profesor asociado de la Universidad ORT Uruguay, profesor invitado de la Hertie School en Berlín y senior fellow del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV) en Buenos Aires. Sus investigaciones se centran en entender las dinámicas del crimen organizado y los mercados ilegales, y en mejorar el diseño y la implementación de políticas públicas de seguridad. Además, es consultor habitual sobre crimen organizado para varias organizaciones, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Oficina del Alcalde de Londres para la Policía y el Crimen (MOPAC), la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC), entre otras.
Entrevista de Daniel Supervielle para el Monitor de Seguridad de CERES
Daniel Supervielle (DS): En los medios de comunicación se suele hablar de narcotráfico y de crimen organizado como una sola cosa. En general, hay una percepción en la ciudadanía que son sinónimos. ¿Es lo mismo hablar de crimen organizado que de narcotráfico? ¿Cuáles son las diferencias?
Gonzalo Croci (GC): Hay mucha confusión con el tema “crimen organizado”, no es lo mismo el crimen organizado, que un crimen que se organiza o un grupo criminal con organización. Las definiciones son confusas y están tradicionalmente sujetas a dilemas conceptuales, es así como la definición del crimen organizado se considera uno de los términos más discutidos de la criminología académica. Intentaré explicarlo de una forma sencilla, no tan académica. En general se usa el símbolo del pulpo para describir al crimen organizado. Esto es porque el crimen organizado trabaja en diferentes niveles al mismo tiempo. Es decir, tiene muchos tentáculos en diferentes lugares. Por ejemplo, puede infiltrar las aduanas, la policía, la fiscalía, pero también se infiltra en las comunidades fragmentadas, así como las instituciones financieras, las cárceles, los sindicatos. Así como actúa en mercados ilegales también lo hace en mercados legales. El crimen organizado infiltra a todas estas instituciones con objetivos claros. No es al azar, busca ganar ventajas. Si no está en alguno de estos lugares, es porque en ese momento no le sirve. Es un animal más racional de lo que la gente se imagina.
DS: ¿Puede señalar alguna de sus características?
GC: La estructura, algunas más rígidas otras más flexibles, pero con cierta jerarquía o la duración en el tiempo. Pero una de las características principales del crimen organizado es su falta ideología, en el sentido que su objetivo principal es obtener mayores ingresos económicos. Es una de las características que lo separa de grupos terroristas o guerrilleros, ellos sí tienen primordialmente objetivos políticos donde la obtención de ingresos ayuda a lograr esos objetivos. En este sentido, el crimen organizado solo busca infiltrar al Estado para facilitar de una forma u otra esos ingresos económicos. Entonces, el narcotráfico no es más que una sola pieza del crimen organizado, una pieza de los mercados ilegales donde buscan generar ingresos.
DS: ¿Entonces hay que ver al crimen organizado con una óptica mucho más amplia?
GC: Exacto. El puzle es mucho más complejo, ahí es donde muchos países entran en confusiones y problemas. Primero, no entienden lo que es el crimen organizado, lo confunden con otros tipos de crímenes. Para ellos es todo lo mismo, desde dos tipos robando en moto, hasta una pandilla callejera, a un cártel o a un grupo terrorista. En verdad son todas cosas muy diferentes, que para enfrentarlas requieren de políticas públicas diferentes. Lo que vemos que pasa en América Latina es que los gobiernos, al ver que el crimen organizado tiene una actividad en su territorio, tratan de atacar todas las piezas al mismo tiempo. Difícilmente vos puedas solucionar un problema que no comprendes. Menos aun cuando las piezas están todas alrededor tuyo. Además, los gobiernos disponen de recursos limitados y, aunque es importante taclear a todo el puzle, desde el punto de vista de la gobernanza es primordial establecer prioridades.
DS: ¿En qué sentido? ¿Está diciendo que un gobierno debe priorizar a qué o a quién enfrentarse?
GC: Yo no digo que el gobierno debe priorizar un tema en sacrificio de otro, ya sea un mercado ilegal o la corrupción en una repartición. Tiene que atacar todos los temas, pero con prioridades y urgencias distintas. Cada pieza del crimen organizado necesita su propio “paquete” de políticas públicas, ya que incluye un grupo de instituciones públicas y recursos distintos. Este es otro de los desafíos de luchar contra el crimen organizado, no solo necesitas diferentes instituciones y diferentes niveles de gobierno trabajando en unísono, sino que también hay que entender que algunas políticas van a tener impacto en el corto plazo mientras otras en el largo, y que ambas son importantes para reducir la actividad de estos grupos. Es un error decir “voy a atacar al el crimen organizado”, no sabrías donde empezar… es mucho más efectivo dividir al puzle y enfrentarlo pieza por pieza. Hay que ser claros y específicos. No solo vas a tener más impacto, sino que vas a optimizar tus recursos.
DS: ¿Cómo podrían abordarse “las piezas” del crimen organizado?
GC: Por ejemplo, tu prioridad podría ser bajar los niveles de violencia generados por el crimen organizado. Entonces acá lo que hay que entender no es sólo lo que es el crimen organizado, sino cómo se genera la violencia. Para simplificar, la violencia en relación con el crimen organizado sucede sólo si existen tres factores que funcionan al mismo tiempo: deben contar con armas de fuego, lo cual “facilita” la violencia; con individuos que puedan reclutar, los cuales “ejercen” la violencia; y con dinero suficientes para poder “comprar” esa violencia. Entonces, si tu objetivo como gobierno es reducir la violencia, atacando a uno de estos tres pilares es posible obtener resultados. También podés taclear a los tres pilares al mismo tiempo, pero son políticas muy distintas.
DS: ¿Qué políticas se pueden implementar para atacar estos pilares?
GC: Por ejemplo, Uruguay es el país con mayor proporción de armas per cápita en América Latina, lo que facilita la violencia. Gran parte de las capacidades de los grupos criminales de ejercer violencia o controlar un territorio y mercado ilegal, se debe a su habilidad de equiparse con armas de fuego. Por ejemplo, en América, las armas de fuego se utilizaron en aproximadamente el 75% de los homicidios. No es que todos los países con muchas armas de fuego son violentos, pero todos los países violentos tienen muchas armas de fuego. Entonces ahí hay un problema muy específico que necesita soluciones específicas relacionadas a políticas de control de armas. Podrían ser leyes de bandera roja, períodos de espera obligatorios, la prohibición de armas de asalto, los requisitos para la concesión de licencias, entre otros. Por otro lado, para reducir la capacidad del crimen organizado de reclutar individuos hay que llevar al Estado a las comunidades fragmentadas del resto de la sociedad. Estos grupos explotan vulnerabilidades como la pobreza, la falta de educación y las limitadas oportunidades de empleo, atrayendo a las personas hacia actividades delictivas. Imagínate que esos espacios fragmentados, además, brindan muchas oportunidades beneficiosas para el crimen organizado ya sea para ocultar el producto ilegal y equiparse con armas de fuego o para reclutar individuos, que en su gran mayoría son jóvenes fuera del sistema educativo y laboral, con pocas o nulas oportunidades de progreso. Entonces, protegiendo a estas poblaciones y abordando sus vulnerabilidades, se puede reducir el número de posibles reclutas y así debilitar la fuerza y la capacidad de ejercer violencia. Si buscas reducir la capacidad de “comprar” violencia, hay que atacar el dinero. El dinero se genera por los mercados ilegales y luego para usarlo se debe, sí o sí, lavar ese dinero. Entonces ahí aparecen otras dos piezas, la generación de dinero, lo que son todos los mercados ilegales -lo más común es pensar en la cocaína o las drogas sintéticas como mercados ilegales, pero el tráfico de armas, el contrabando, la minería ilegal, los crímenes financieros, la trata de personas, son muchos mercados ilegales que conviven con la sociedad día a día- y el uso del dinero, lo que es su lavado o blanqueo de capitales. Cada una de estas piezas necesita un paquete de soluciones distintas.
DS: Ecuador era un país relativamente pacífico en América Latina. Usted, precisamente, marcó el año de 2018 como el momento que empieza un descontrol que se extiende hasta hoy en día. ¿Es una señal de que la violencia como producto del narcotráfico, que incluye incluso la "narcopolítica" puede surgir en cualquier país, incluso en Uruguay?
GC: El tema de la violencia es interesante. Se tiende a hacer la siguiente asociación, cuanto mayor la violencia, mayor actividad del crimen organizado, y esto es solo parcialmente cierto. La ilegalidad no engendra necesariamente violencia, como la gente imagina. Los mercados ilegales en su gran mayoría son pacíficos. Los grupos criminales transnacionales y locales ya existían en Ecuador mucho antes de que explotara la violencia, además, Ecuador es un país de tránsito de cocaína hace décadas. En consecuencia, pueden existir bajos niveles de homicidios, pero altos niveles de actividad del crimen organizado. Por ejemplo, la “Ruta de los Balcanes” es un importante corredor de tráfico de heroína hacia Europa, pero no presentan una tasa de homicidio elevada. En Japón, a pesar de la gran presencia del grupo criminal Yakuza, la tasa nacional de homicidios es muy baja. Imagínate que la tasa de homicidios es algo así como 0,25 cada 100.000 habitantes, cuando la tasa promedio mundial es 6, la de Uruguay es 11. En Venezuela es 40 y en Jamaica, 53. Lo mismo puede decirse en San Pablo, donde las zonas dominadas por el Primer Comando Capital experimentan menos delitos violentos, y en México, en la mayor parte de la era del PRI, donde existía una gran actividad de narcotráfico había bajos niveles de violencia. Ahí la corrupción jugaba el papel principal. Es importante reconocer entonces qué áreas con mucha presencia de crimen organizado puede estar asociada a niveles más bajos de homicidios, sin embargo, otras formas de actividades delictivas como el tráfico de drogas, la intimidación y la corrupción, pueden ser muy altos. En resumen, la violencia es solo un proxy de muchos que se necesitan para entender crimen organizado.
DS: ¿Pero entonces, por qué surge la violencia?
GC: En pocas palabras, la violencia es una de las herramientas del crimen organizado. Se la considera como un activo que las organizaciones delictivas utilizan para resolver conflictos internos, reducir los comportamientos desleales o mantener posiciones en el mercado. Entonces, un aumento de violencia en la sociedad muy posiblemente sea una señal de una creciente competencia por un mercado ilegal, ya sea por el control de redes de distribución lucrativas o de un territorio geográfico concreto. También puede darse por cambios en los equilibrios de poder dentro o entre grupos criminales, o por el impacto de las actividades de las fuerzas de seguridad pública. Hay muchos ejemplos de esto en México, Colombia, o Brasil. Esta es la razón de por qué a diferencia de los homicidios perpetrados por la pareja o durante el transcurso de un acto criminal, los homicidios relacionados con el crimen organizado son significativamente más volátiles. Es decir, un año un país puede tener pico muy alto, y al siguiente bajar rápidamente, Ecuador y El Salvador son buenos ejemplos. Pero hay que tener bien claro, esa violencia puede subir o bajar, pero las actividades ilegales se mantienen constantes, más allá de los niveles de violencia.
DS: ¿Cómo analiza la realidad de Uruguay en esta materia?
GC: Uruguay, como todos los países de la región, tiene que adaptar sus instituciones públicas para estar preparadas para enfrentar al crimen organizado. Los Estados como las personas, no tienden a prever los problemas hasta que pasan. El sistema de justicia y seguridad está preparado para enfrentar al crimen “común”. Lo mismo puede decirse de las instituciones que nos protegen contra el contra el lavado de dinero o contra la corrupción. Están equipadas para enfrentar niveles “comunes” de crimen.
DS: ¿Qué papel juega la corrupción?
GC: La corrupción es la principal herramienta del crimen organizado. Las organizaciones criminales pagan diversos costos por participar en cadenas de suministros y mercados ilegales, que incluyen costos de ocultación, de evasión y de corrupción. La corrupción es el costo más sustancial de los mercados ilegales. Tenés que darte cuenta de que, sin corrupción, los mercados ilegales serían significativamente menos resilientes, ya que los proveedores y traficantes no podrían mover sus productos y servicios. Entonces, los grupos criminales utilizan la corrupción como herramienta estratégica para alcanzar sus objetivos delictivos y proteger sus intereses. Nadie puede decir, “voy a reducir la corrupción” cuando la corrupción ya infiltró tu aparato de seguridad. Hay que atacar y prevenir la corrupción cuando es pequeña, cuando es “manejable”. Quiero ser claro, no quiero dar a entender que el Estado uruguayo es un Estado corrupto en sí, no existe una corrupción sistémica en el Uruguay. Toda la información que tenemos y los estudios e índices internacionales dicen lo contrario. Pero hay que entender que el crimen organizado no necesita corromper a un senador o a un ministro para que sus actividades ilegales funcionen. Lo que necesitan es comprar al oficial de frontera y al funcionario de aduana, y con eso está todo pronto. Claro, podría llegar a ser más, bastante más… y el Estado Uruguayo debería estar preparado para esa posibilidad. Hay que atacar al pulpo, pero también defenderse de él.
DS: ¿Y qué se debería hacer para prevenir esa infiltración del Estado?
GC: Hay que partir de la base que la corrupción existe, siempre existió en algún nivel. Lo que hay que evitar es que el crimen organizado se infiltre en otras esferas del Estado y para eso necesitas otro “paquete” de políticas. Por ejemplo, órganos de contralor internos en la policía y fiscalía lo que se llaman “departamentos de asuntos internos”, también podés aumentar la transparencia digitalizando el funcionamiento del gobierno, implementar programas de protección a los denunciantes, hacer auditorias y declaraciones juradas periódicas, entre otras medidas. Para mí, es fundamental tener un órgano de contralor externo e independiente con los recursos y las herramientas necesarias para imponer sus decisiones. Esta institución jugaría un papel clave en la prevención de la infiltración del crimen organizado, pero también ayudaría a aumentar la eficacia del Estado. La lista es larga, hay muchas herramientas para prevenir la corrupción. Lo clave es actuar antes, no esperar a que tengas el problema encima. ¿Cuál órgano de anticorrupción independiente y fuerte existe en Uruguay? Decímelo vos, arrancamos mal de vuelta. Cuidado, existen políticas que funcionan, existen muchas. Por ejemplo, el Inglaterra, Irlanda del Norte, los Países Bajos, entre varios otros, tienen ombudsman, defensorías de pueblo o instituciones específicas para la reducción y control de la corrupción que funcionan.
DS: Los datos pasan a ser fundamentales. Los buenos datos.
GC: Sí, y hay que saber usarlos. Los datos son todo. Las políticas públicas son solo eficientes si tienen datos precisos y actualizados, sino es como tirar una piedra al aire y esperar pegarle a un pájaro. Sin datos no hay rumbo. Sin rumbo, valga la redundancia, podés terminar en cualquier lado. Esto es importante para absolutamente todos los temas de políticas públicas, pero en temas de seguridad ciudadana es clave. Para no irme por las ramas, el problema que puede llegar a tener Uruguay es el mismo que en el resto de la región: si el problema no se anticipa puede pasarte por encima y para eso necesitas los datos y que las políticas de prevención contra el crimen organizado ya estén en su lugar. Básicamente la recomendación es: no te duermas.
DS: Has dicho que uno de los desafíos de Uruguay es específicamente el tránsito de la cocaína de los países productores hasta los países consumidores de Europa. ¿Puede profundizar sobre este papel de Uruguay en el tránsito global de la cocaína?
GC: Uruguay tiene un mercado pequeño de cocaína, tanto por la cantidad de consumidores como por el volumen de ingresos que genera. Según UNODC entre el 1,5% y 2% de la población consume cocaína anualmente, algo así como 60.000 personas y el valor del kilo varía entre USD 7.000 y USD 10.000. Además, sabemos que los consumidores de cocaína siguen el principio de Pareto, entonces en verdad hay aproximadamente 10.000 consumidores pesados de cocaína en Uruguay. Por ejemplo, el mercado de cocaína alemán tiene casi un millón y medio de potenciales clientes (1,4% de la población) con un precio al mayorista por kilo que promedia alrededor de unos USD 70.000. En Austria 2,9%, en Holanda 2,5% y en Irlanda 2,4% de la población consume cocaína anualmente a pecio muy por encima del mercado uruguayo. Ninguna persona quiere vender un alfajor a 7 pesos cuando puede venderlo a 70 pesos, y cuando tiene muchos, muchos, más compradores de alfajores. Los números no te cierran, simplemente no te cierran. Obvio que alguien usa el mercado uruguayo, y saca algo de ingresos, pero, a fin de cuentas, hay que guardar la droga en algún lado mientras se preparan los contenedores y por eso se paga a las personas necesarias. Pero más que nada el negocio es mover la cocaína a Europa, donde te deja un margen de ganancia significativamente superior. Lo que estoy tratando de decir es que, si no pudieran sacar más la cocaína por Uruguay, el criminal no se da la vuelta y se la vende al mercado uruguayo. Primero porque no tiene la cantidad de clientes que quiera comprarlo y pagarlo, y segundo, porque simplemente no quiere hacerlo… es un mal negocio.
DS: No somos un mercado atractivo para los traficantes.
GC: Por lo menos para la dinámica del mercado de cocaína, no. No somos atractivos en ese mercado. Entendemos el mercado de cocaína uruguayo, pero lo del principio: hay muchas piezas en el puzle. El mercado interno y la función de país de tránsito son solo dos piezas de un solo mercado. Hay muchos otros mercados, el mercado de MDMA (N. del E.: abreviación del 3,4-metilendioximetanfetamina, conocido como éxtasis), el de cannabis, el de armas, el de personas, el de extorsión… la lista sigue y sigue. Por ejemplo, otros países tienen piezas como el tráfico de órganos y el tráfico de fauna y flora, otros tienen la minería y la tala ilegal, las apuestas ilegales… la lista es larga y variada. Pero hay que ir de a una pieza a la vez y no todas estas piezas son relevantes para Uruguay.
DS: ¿Es posible que un país de las dimensiones de Uruguay pueda dejar de ser un puente para la salida de droga?
GC: Ahí es donde Uruguay, si queremos solucionar la pieza del mercado de cocaína, tiene una ventaja comparativa con otros países. Mover la cocaína en los volúmenes que se hace en Uruguay, tiene que salir solo por el puerto de Montevideo. Las 100 toneladas de cocaína no pueden salir del puertito del Buceo. En vez de invertir tus recursos patrullando los 600 km de frontera con Brasil o los 800 km con Argentina, podes focalizar todos esos recursos en un solo punto. Ningún otro país de América del Sur tiene esa ventaja comparativa. Hay muchas políticas que se pueden implementar, desde comprar un escáner de alta resolución, usar sistemas automatizados de seguimiento y control de la carga, rotar el personal de seguridad, solapar diferentes instituciones de seguridad que se controlen entre ellas. El punto es que deberías poder controlar ese espacio en específico, ahí solucionarías, en una importante medida, la pieza de Uruguay como tránsito de cocaína.
DS: ¿Eso evitaría que Uruguay sea un país de tránsito?
GC: En la gran mayoría, pienso que sí. Ahora, si se busca solucionar la pieza de Uruguay como mercado, es otro paquete de políticas. Entrar en el debate de regulación y prohibición es un parteaguas. Pero creo que va quedando claro con las opiniones de las nuevas generaciones y con los movimientos de regulación o debates de regulación de países como Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Colombia y México que es hacia ahí dónde va la marea.
DS: En resumen, es posible enfrentar el crimen organizado.
GC: Dos cosas me interesan que queden de esta entrevista. La primera es una idea más clara de lo que es el crimen organizado y como hay que mirarlo para reducirlo. La segunda, es que es el problema requiere de múltiples instituciones públicas, en diferentes niveles de gobierno, trabajando con objetivos temporales distintos solucionando temas específicos. Necesitas entender el problema, cada pieza, y tener mucha capacidad de coordinación y voluntad política atrás. No hay que olvidar cuáles son las prioridades para el país, pase el gobierno que pase, en el tema de crimen organizado, las prioridades son las mismas.