En la edición de este mes de PULSO, con la mirada puesta en los acontecimientos mundiales, Trump es el gran protagonista, traspasando el umbral de los seis meses en la Casa Blanca. No se trata de un capricho, sino de la imposición de la realidad. Contra todos los pronósticos agoreros liberales, su controvertida agenda de gobierno —en los planos político, económico, cultural e internacional— no ha derivado en ninguna catástrofe y, por el contrario, se ha ido consolidando.

En el plano interno, la aprobación en el Congreso de la ley ómnibus One Big Beautiful Bill le confiere a su programa de gobierno una solidez institucional de la que carecen las decenas de órdenes ejecutivas que han cambiado el rostro de Washington, pero que no cuentan con la estabilidad de un documento jurídico avalado por el parlamento.

En el orden internacional, sigue en marcha la amenaza arancelaria, lo que ha llevado a varios países importantes a adelantarse y firmar acuerdos comerciales para evitar que les caigan tarifas brutales a partir del 1º de agosto. Cada uno de los grandes países o bloques está jugando su propio partido. Algunos, como Japón o Vietnam, han optado por la negociación. Otros, como China, despliegan una estrategia diplomática distinta: no ir al choque y esperar con paciencia la forma de amortiguar los golpes. Esa actitud le ha dado resultados al régimen de Xi Jinping en su diálogo con la Casa Blanca. Claro, China tiene suficiente poder como para plantarse frente a Estados Unidos. No es el caso de la Unión Europea, que prepara represalias, pero desde un lugar de debilidad. Quizás por eso el primer ministro británico, Keir Starmer, se desmarcó de forma inteligente de sus colegas europeos y logró un entendimiento con Trump que evitó que al Reino Unido le cayera una potente bala arancelaria.

Trump también se ha convertido en protagonista en la guerra en Ucrania. Enojado con Putin, que lo desairó en su propuesta de alto el fuego, ahora gira hacia el presidente ucraniano Zelensky: amenaza con sanciones comerciales al Kremlin y promete el envío de armas a Ucrania, que deberá financiar la OTAN.

Mientras el tablero global se reacomoda, nadie puede darse el lujo de ignorar que, para bien o para mal, Trump volvió al centro del juego.

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Opinión:

Comments (5)

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